Orgullo y dignidad contra viento y marea

Galicia ha vuelto a tirar de orgullo. Nuestra gente ha vuelto a demostrar que unidos somos más fuertes... "Unidad", esa palabra tan escasamente utilizada en esto de la defensa de la naturaleza, incluso por aquellos a los que se nos supone mayor conciencia ecológica. Me gustan las manifestaciones, porque constituyen una de esas raras ocasiones en las que - al menos por un momento - todo el mundo aparca su ego, sus diferencias, sus diversas perspectivas sobre el modo de encarar los desafios ambientales. Por desgracia, motivos demasiadas veces suficientes para romper la frágil cohesión del movimiento asociativo. 

Me quedo con la imagen de cientos de barcos desplegados por toda la ría hasta donde alcanzaba la vista...  

Por eso son tan importantes las manifestaciones masivas como la de ayer en A Pobra do Caramiñal. De poco importó la lluvia continua y el viento frio que calaba hasta los huesos. Entre 20.000 y 50.000 personas, según las fuentes consultadas, y más de 500 barcos salimos por tierra y por mar al grito de Altri y Mina non. Accesos colapsados y una marea de indignación que recordó mucho a aquel fatídico 2002 de marea negra y manos blancas. De nuevo un enorme mosaico de paraguas abiertos, como los que cubrieron la Praza do Obradoiro ante la catástrofe del 'Prestige', para advertirnos que "mellor que chova, que mexen por nós"... 

Galicia es un país que se moja, que lucha por aquello que le pertenece. Pensad en otro lugar de España capaz de convocar a tantos miles de personas por una causa similar. A mi, desde luego, no se me ocurre... No me arrepiento de haber hecho un esfuerzo tan grande para estar ahí. De los casi 1.000 kilómetros en coche - entre el viernes y el sábado - para ser partícipe de algo tan grande. El corazón y la cabeza, la pulsión y la razón, me pedían estar presente. Es curioso, pero después de todo ello, de las interminables horas en carretera, de las adversas condiciones meteorológicas, a pesar del importante desembolso económico, el balance es enormemente positivo. 

Manifestaciones como la de ayer en A Pobra suponen un chute de motivación y optimismo.

¿Acaso no es mayor factura la falta de respuesta social? ¿Estamos tan seguros de que Altri y la Mina de Touro-O Pino se traducirán en progreso y más puestos de trabajo que los que ya ofrecen naturalmente el río Ulla y la ría de Arousa a través del primer sector? Somos una sociedad aparentemente contradictoria. Contestamos con firmeza en la calle, pero quizá no tanto en las urnas. Con una mano sujetamos la pancarta mientras con la otra introducimos la papeleta del partido que nos lleva a la ruina. Como si nos hubiéramos acostumbrado a vivir permanentemente con el agua al cuello. Pero hoy podemos estar orgullosos de lo que hemos hecho. Hemos dado una verdadera lección de afouteza y orgullo. Disfrutémoslo. Y que nada ni nadie nos quite esta resaca emocional, por favor...