"La naturaleza es el motor que empuja mi silla de ruedas... ¡Rodando, que es gerundio!"

No todos los gorriones son comunes...

El título de esta entrada puede tener una doble lectura. Y por supuesto no es casual... Por un lado, porque en España - además  del gorrión común - existen otras cuatro especies diferentes de gorriones. Por otro porque, por desgracia, las poblaciones de algunas de ellas empiezan a resentirse. Recientemente, coincidiendo con el Día Mundial del Gorrión, la Sociedad Española de Ornitología daba a conocer un dato preocupante: según los últimos informes del programa SACRE de seguimiento de aves comunes, el gorrión habría perdido el 20% de sus efectivos desde el año 1998.

En la comarca del Baixo Miño hay constancia de dos especies. Además del común, tenemos también el gorrión molinero ('pardal orelleiro' en galego). Este mucho más escaso y difícil de observar. Poco se sabe de su situación actual, y la poca información disponible nos habla de poblaciones muy fragmentadas. A cuentagotas llegan si acaso algunas citas provenientes de pajareros locales que registran sus observaciones en foros o redes sociales. A nivel personal los he visto únicamente en dos localizaciones. Las veigas de Ganfei (Valença do Minho) en la orilla portuguesa y en la parroquia de Estás (Tomiño), en unas palmeras que fueron cortadas un año más tarde.

Uno de los miembros de la pareja de molineros antes de acceder al nido.

Han tenido que pasar la friolera de cuatro años más para que haya podido volver a encontrarlos, pero esta vez sin necesidad de salir de mi pueblo (A Guarda) y a menos de un kilómetro de mi casa, en Salcidos. Todo un acontecimiento. Fue el 10 de mayo, cuando daba un paseo por la zona y me di cuenta de que al menos uno de los gorriones que revoloteaban a mi alrededor era distinto a los demás. La característica "orejera" negra propia de los molineros delataba al ejemplar, que no pude fotografiar al no llevar encima la cámara... ¿os suena esto, verdad? Volví a la mañana siguiente - sinceramente sin muchas expectativas - y entonces sí conseguí verlos a placer durante varias horas.

Lo sorprendente es que no había uno, sino dos individuos, y además eran pareja. Mi alegría fue inmensa cuando vi aparecer a uno de ellos con un insecto en el pico. No había lugar a dudas, tenían pollos a los que estaban alimentando... Y no tardé en descubrir dónde. Uno de los padres me condujo al mismo hueco en el cual se ocultaba su prole, una pequeña rendija en la pared de una casa con el tamaño justo para entrar y salir. En cada ceba, los abnegados progenitores se situaban en el tejado de la casa que tenían enfrente antes de acceder - a turnos y tomando todas las precauciones - a la entrada del nido donde aguardaban los hambrientos pollos, cuyos lamentos llegaban a mis oídos mientras esperaba pacientemente para grabar aquellas escenas. Y lo hacía, evidentemente, desde una distancia prudencial para no molestar a la familia. 

Gorrión molinero con un insecto en el pico.

Daba la sensación de que siempre aparecía el mismo ejemplar en todas las ocasiones. Hasta que recordé un detalle que había pasado por alto. En los molineros (al contrario de lo que sucede entre los demás gorriones) no existe dimorfismo sexual, es decir, machos y hembras son exactamente iguales. Por lo tanto sí había relevo en esto de los cuidados parentales, y doy fe de que a los pequeños no les faltaba alimento. Cada pocos minutos aparecía uno de los adultos con un insecto en el pico, base proteica en la dieta de los pájaros en los primeros días de vida. 

A través del visor de mi cámara pude comprobar que los padres no sólo llenaban el buche de sus polluelos con deliciosos manjares, también llevaban de vuelta las deyecciones que estos expulsaban con el fin mantener perfectamente saneada la cavidad del nido y evitar infecciones. En las imágenes que acompañan a este relato se ve como hasta en dos ocasiones transportan en sus picos las pelotitas blancas de excremento que, si no fuera por esa operación de limpieza, ensuciarían y pondrían en peligro la supervivencia de las crías. A falta de Fairy y otros desinfectantes, esta es la escatológica manera que han encontrado las aves para mantener limpios los habitáculos donde va a crecer y desarrollarse su descendencia.

Así me pasé toda la mañana, tratando de inmortalizar sus idas y venidas mientras algunos vecinos se quedaban mirando con cara de circunstancias, pensando qué hacía un cojo en silla de ruedas, cámara y prismáticos en mano, sin quitar ojo a la pared de una casa. No era para menos, un molinero no se ve todos los días, y menos a una familia criando en pleno casco urbano. Nunca me había coincidido verlos en ese entorno, aunque al parecer no es nada extraño o inusual. Quizá en el empeño de hacerse con buenos lugares de nidificación los gorriones comunes, mucho más abundantes en pueblos y ciudades, lleven las de ganar en áreas humanizadas. 

Y aquí no era la excepción, los comunes llevaban la voz cantante sobre una única pareja de molineros, que también reclamaban su espacio, lo que me permitía percibir las sutiles diferencias en los cantos entre ambas especies, apenas apreciables para el oído poco entrenado. Los montanus, a mi modo de verlo, lanzan vocalizaciones algo más cortas y graves que los domesticus. Claro que son tan parecidas que la cosa está sujeta a muchas interpretaciones...

La cabeza rojiza y la mejilla negra identifican a esta especie.

Desde aquel día no he vuelto a visitar la zona. Imagino que los pollos han crecido sin contratiempos y serán ya unos volantones hechos y derechos. Probablemente sigan reclamando comida a sus padres, pero si no lo han hecho ya, no tardarán en emprender su vida de forma independiente. Ojalá sea este el germen de una nueva colonia de gorriones molineros, una especie condenada a desaparecer silenciosamente sino logramos entender y detener las causas de su acelerado declive... Solo espero que no tengan que pasar otros cuatro años para hallar nuevos ejemplares o poblaciones, señal de que la suerte podría haber empezado a cambiar para ellos. Pongamos nosotros también de nuestra parte para ayudarlos.

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2 Comentarios

  1. Es la primera vez que escucho que hay Gorriones molineros y que no hay diferencia entre hembras y machos, cada día me sorprendes mas cuanto estamos aprendiendo contigo, o por lo menos yo, gracias y que sigas enseñándonos muchos años mas .

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    1. El Naturalista Cojo3 de junio de 2024, 22:31

      ¡Muchísimas gracias por tus palabras! Me alegra mucho que lo que hago sirva para que alguien aprenda un poquito más sobre aves y naturaleza. Ya sabes, atent@ a tu entorno cercano y a vet si puedes localizar algún molinero por ahí... 😉 Un saludo!

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