Han sido muchas las ocasiones en las que he podido impregnarme de naturaleza gracias a la Jöelette, una silla todoterreno pensada para la práctica de senderismo inclusivo. Todas las salidas en las que he participado han sido diferentes e inolvidables. Pero ninguna tan especial como aquella que me permite conectar con mi entorno más inmediato, acercarme —cuando pensaba que sólo era una utopía— a esos montes que parecían lejanos e inalcanzables.
El pasado 18 de julio, gracias una vez más al compromiso del Concello de O Rosal y al empeño de un grupo de voluntarios, llevamos a cabo una nueva ruta accesible por los montes rosaleiros. Fue el turno del Niño do Corvo, un lugar de referencia desde el punto de vista paisajístico y ambiental en la comarca del Baixo Miño.
Un equipo formado por 12 personas completamos en poco más de dos horas los 8 km. que unen, a través de pistas forestales, el barrio de Couselo con el alto Niño do Corvo, un promontorio de 312 m. de altitud desde el que se domina una espectacular panorámica.
| Panorámica desde el mirador O Niño do Corvo. ©J. A. Vázquez Fernández "Pepix" |
Entre las nuevas incorporaciones se encontraba mi amiga Laura, que acompañada de sus dos hijos, quiso experimentar la sensación de ponerse a los mandos de la Jöelette. Juntos disfrutaron y aprendieron de la que fue su primera toma de contacto con la silla todoterreno.
El trazado transcurre a través de grandes viñedos, zonas forestales (principalmente pino de repoblación) y cursos de agua, elemento que moldea el paisaje y la vida de todos sus habitantes... Su importancia se expresa en la existencia de abundantes manifestaciones patrimoniales. Como los muiños do Folón e Picón, un impresionante conjunto etnográfico formado por 67 molinos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) por su singularidad; o la Fervenza da Cal, preciosa cascada que se divisa a cierta distancia desde algunos tramos.
Sin perder de vista el valle de O Rosal y la desembocadura del Miño, cuya mejor panorámica puede contemplarse desde el mirador O Niño do Corvo, una de las estampas más fotografiadas de la comarca. Con la ayuda de mis compañeros, tuve la oportunidad de asomarme durante unos minutos a este balcón pétreo y obtener una perspectiva única de mi querido estuario.
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| Foto de equipo en lo alto del monte. ©Óscar Martínez Troncoso |
No resultó fácil completar el ascenso... La fuerte pendiente en varios puntos, exigió el trabajo coordinado de todo el grupo. Esta circunstancia, unida a la presencia de irregularidades en el terreno, ralentizó el avance más de lo esperado.
La bajada fue rápida y sin contratiempos, sintiendo la proximidad del río Carballas y el área natural de As Pesqueiras, rincón inigualable donde poner el broche de oro a la ruta y refrescase antes de regresar a Couselo.
Agotados pero satisfechos, hicimos balance de la jornada y nos emplazamos para una nueva aventura. Sólo tengo palabras de agradecimiento para Moncho, Sara, Óscar, Carlos, Julio, Pepix, Manolo, Laura y Marta. Hombres y mujeres que dan sentido al verbo "cocrear"; seres humanos con mayúsculas y en negrita. Pero por encima de todo, buenos amigos con los que espero seguir descubriendo nuestros paraísos cercanos.
A continuación, se muestran una serie de fotografías tomadas por Óscar Martínez Troncoso que recogen algunos de los mejores momentos del recorrido:
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| Primeros pasos de la salida inclusiva. |
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| Marta y Laura se estrenaron como porteadoras. |
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| No faltaron voluntarios para inmortalizar los mejores momentos. |
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| Es importante la elección del calzado en rutas de estas características. |
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| El monte presentaba un precioso aspecto con la floración del brezo. |
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| Todos quisieron "arrimar el hombro" para empujar la Jöelette. |
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| La vegetación predominante consistía en pino de repoblación. |
| Estuario del Miño e islas "morraceiras". ©El Naturalista Cojo |














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