El pasado fin de semana viví uno de esos momentos que dejan un recuerdo imborrable en la memoria de las cosas que importan... Fue durante la celebración del campionato provincial de caza da raposa en el concello de Moraña (Pontevedra). Ese anacrónico evento donde numerosas cuadrillas y sus perros de caza —víctimas involuntarias de esta práctica— compiten por ver quien es capaz de matar más zorros en una sola mañana.
Ya sabía a lo que iba... No era la primera vez que asistía a este vergonzoso espectáculo. Hace cinco años, en el municipio de Forcarei, fui testigo de como los animales abatidos eran introducidos, ocultos en bolsas de plástico, en el interior del pabellón donde se iba a celebrar la entrega de trofeos. Si, trofeos... Porque en esta especie de liguilla también se premia al vencedor, el ganador de un juego sucio que ensalza al que más mata.
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| Concentración contra la caza del zorro en Vigo, enero de 2019 |
Fue en 2018 cuando escribí mi 'Carta a un zorro de Dozón', misiva simbólica con la que, además de vomitar mi indignación, pretendía dar visibilidad a un hecho al que nadie con dos dedos de frente puede encontrar justificación. Una masacre disfrazada de control poblacional que no tiene otra finalidad que la de ofrecer un pasatiempo extra a los cazadores con la temporada ya finiquitada. Y que por cierto, pagamos todos de nuestro bolsillo. Sólo entre 2016 y 2017 la Xunta destinó más de 13.000€ a la realización de estos mal llamados campeonatos.
Dos años más tarde, la asociación Free Fox. Nuestros amigos los Zorros convocaba concentraciones de repulsa en 7 ciudades españolas, a las que posteriormente se sumaría alguna más, y en las que se procedió a la lectura de mi carta, convertida ya en alegato conservacionista. Posteriormente, en septiembre de 2021, el escrito pasó a formar parte del libro Amigo Zorro, un compendio literario, artístico y científico que reúne textos de 34 autores comprometidos con la protección de este noble animal.
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| Performance durante la concentración de Moraña, enero de 2023 |
Pero sin duda, el momento más especial se produjo en el citado campeonato provincial de Moraña, el 21 de enero. Los activistas nos concentramos en los exteriores del pabellón municipal, cuando la matanza de raposos se había consumado en los montes circundantes. Mis compañeros denunciaron el trato recibido por parte de la policía, que este año no permitió las acciones de sabotaje para impedir la muerte del mayor número posible de carnívoros.
La manifestación posterior fue bronca, muy tensa, con descalificaciones por ambas partes. Los cazadores parecían sentirse cómodos en aquella situación, burlándose de los activistas y mostrando una actitud altiva y chulesca. Por lo demás, absoluto secretismo en cuanto al resultado de la jornada de caza. En mitad de este ambiente, hicimos una performance formando con cartulinas negras la frase "ESTÁN MATANDO POR DIVERSIÓN", tuvo lugar la lectura de un manifiesto y a continuación la lectura de la carta, que esta vez tendría el honor —pero también la responsabilidad— de leer yo mismo.
Como contrapunto al horror de la muerte, mi amiga Alicia entonaba los amables acordes de su guitarra, tocando un tema compuesto por ella misma. Os aseguro que fue muy difícil contener las lágrimas... Me invadía una mezcla de sentimientos, pero también el convencimiento de que estaba donde tenía que estar. Defendiendo a un animal que significa mucho para mi, que me ha regalado momentos increíbles en la naturaleza. Era casi una obligación moral devolverle al hermano zorro una pequeña parte de lo que él me ha dado. Sólo espero que la carta haya llegado a tiempo a su destino...
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